Nina Fiocco – 2018Nina Fiocco - Entrevista

Semblanza


Me llamo Nina Fiocco y soy artista. Estudié Historia del Arte en la Universitá degli Studi di Milano y luego cursé la Maestría en Artes Visuales en IUAV - Venecia. Me gradué y llegué a México en 2012.

Trabajo principalmente de dos maneras: por un lado me dedico a la producción de obra y por otro a la investigación, usando la práctica artística como una forma de investigación y haciendo procesos de otra naturaleza que pueden ser programas públicos, proyectos de búsqueda colectiva, educación etc.

Entrevista


Ana: ¿Cómo fue tu llegada a México?

Nina: Gané un grant para artistas, con la finalidad de estudiar algo que me interesara el tema fue: “La comunidad de Chipilo y su relación con el fascismo”. En realidad lo único que sabía de Chipilo era que allá existía un “Monte Grappa”, esta toponimia me llamaba la atención ya que me recordaba la montaña italiana que había sido el frente italo-austriaco de la Primera Guerra Mundial y que en la retórica fascista se había constituido como un hito de italianidad y de lucha contra el extranjero. Partí de esta pista para intentar descubrir el origen de esta toponimia. Lo que fui descubriendo y re-construyendo fue la historia del Monte Grappa mexicano, nombre que fue atribuido al cerro localizado en el pueblo de Chipilo, delegación fascista llegada a México en 1924. Ese fue mi punto de partida, previo a eso fui re-leyendo las razones de este suceso.

Después de la primera guerra mundial a Italia no le habían sido asignadas “colonias que fueran consideradas importantes en términos económicos y simbólicos, el fascismo insistió mucho de forma muy populista, en el concepto de “victoria mutilada”, por eso desarrolló una propaganda retórica y visual, pensada como apropiación simbólica y también vinculada a un horizonte de negocios. De esa manera en las comunidades habitadas por italianos en Latinoamérica, se confundía lingüísticamente los dos significados del término colonia. Durante años, estuve descubriendo cómo se dio este proceso y empecé a hacer varios ejercicios y prácticas al respecto. El resultado fue una exposición personal en Artericambi en Verona, Italia. La inauguración fue en mayo, se presentó el resultado de cinco años, en los que fui recapitulando este proceso y sobre todo reflexionando sus consecuencias, particularmente entendiendo la idea de construcción de la identidad de estas personas y de cómo esto contribuyó a una paradoja de des-identificación con el contexto mexicano que ellos viven. Este proceso, desde su inicio, hace también referencia a la actual migración en Italia y la preocupante xenofobia que los italianos están gestando.

Ana: Me interesa mucho tu trabajo porque tienes una experiencia muy global. Tu condición de viajera y de migrante es muy interesante. Como lo mencionas, estamos sintiendo una oleada pseudo-populista y sobre todo fascista en el mundo... No solo en Italia.

¿Cómo percibes eso desde Puebla? ¿Cómo recibe todo esto el mexicano? ¿Cuál es la interacción? ¿Hablas de una comunidad y el exterior de esa comunidad es la gente poblana? ¿O hablas de la gente indígena o mestiza y cómo interactúan esas poblaciones con la italiana?

Nina: En realidad, una parte fundamental de mi investigación fue precisamente la que tú relatas. Esta manera de retratar a la comunidad que (siendo sedentaria) está acostumbrada a auto-enunciarse como de origen occidental, y se ve diferente a estas otras comunidades que viven alrededor, y discriminan al mismo tiempo por razones como su tono de piel (morenos), o porque ellos los consideren “nacos”, se pueden usar palabras aun peor que ésta, que ya en un inicio es muy grave, y solo menciono algunas cosas que me son más sutiles para reconstruir esto por ejemplo los viajes en taxi. Al estar en taxi el taxista naturalmente me pregunta de dónde soy y yo le digo que soy italiana. El taxista me empieza a relatar puntualmente la historia de Chipilo, que en realidad es una historia que también toca distintos puntos bastante fuertes de violencia y discriminación y sucede un poco en la vida de todos.



Ana: ¿Y no hay un intercambio? ¿No hay fusiones? ¿Es una comunidad totalmente aislada? Y si ese es el caso, ¿Hay una fuerza de trabajo que sí sea externa? ¿O la comunidad es simplemente tan aislada que está totalmente hermética?

Nina: No es totalmente hermética. En realidad yo te estoy hablando de un grupo que es relativamente pequeño, de las personas realmente conservadoras de este pueblo, pero en la actualidad son varios los casos - llegando a la 5ta generación - de matrimonios mixtos por ejemplo o de personas que se hayan ido del pueblo. También, como tú dices relativo a una fuerza de trabajo, hay fusión porque son gran productores de lácteos y muebles, entonces necesitan de gente externa. La barrera entre una comunidad y la otra es el idioma. Una cosa muy curiosa es que ellos hablan un dialecto que es veneto porque ellos llegaron a México cuando Italia básicamente era sólo un concepto; sin embargo las generaciones más viejas te dicen que hablan italiano, esto sucedió porque los fascistas, en su afán de construir una identidad, les decían que su lengua era el italiano. Por el contrario los jóvenes padecen de otros tipos de procesos identitarios impuestos, y saben que el idioma que hablan es en realidad veneto, eso se debe a un proceso histórico, ya que las generaciones anteriores sufrieron un “abandono” después de la liberación de Italia del fascismo.

En la actualidad, y desde los Ochenta, surgen iniciativas de partidos de derecha como por ejemplo Liga Norte que rescatan el contacto con los descendientes de los migrantes en Latinoamérica, de esta forma estos políticos pretenden afirmar la existencia de una identidad localista, veneta por ejemplo, y a la vez construir un mito del buen migrante italiano con la finalidad de contraponerlo a los migrantes que llegan ahora en italia y que estas fuerzas políticas buscan denigrar. Obviamente una comunidad como la de Chipilo que se caracteriza para ser muy trabajadora se convierte en un ejemplo perfecto.

Ana: Hablas mucho de la nación que es fundamental para el fascismo. El fascismo tiene muchos lazos con el pensamiento nacionalista. Desde el arte contemporáneo ¿Lo miras como un proyecto utópico de micro-nación?

Nina: Yo no lo veo como un proyecto utópico. Lo veo al revés, como un proyecto distópico.

Ana: Claro. Totalmente de acuerdo contigo. Supongo que la comunidad que tratas sí lo mira como un proyecto utópico a pequeña escala.

Nina: En un cierto sentido sí porque en realidad esto es uno de los elementos de mayor orgullo de esta comunidad, así como de la retórica de los partidos xenófobos italianos (aunque si esto no es explicitado claramente) es precisamente la idea de la conservación de la raza, encontrarse con una comunidad que después de 130 años viviendo en el centro de México todavía se conserva blanca, es para muchos italianos algo increíble y apreciable, aunque esto en realidad indica una voluntad de auto-marginalidad. Sin embargo, esto entra en una paradoja porque si resulta utópico o “mítico”, a la vez es bastante contradictorio al respecto de lo que estos mismos italianos y partidos sostienen, ya que en Europa se habla mucho de manera negativa de la migración utilizando como bandera la supuesta falta de integración, claramente Chipilo es un ejemplo de la absoluta no integración.

Ana: Algo bien interesante (y por eso me atrae tanto tu proyecto) es que México ha sido un campo fértil y muy receptivo para este tipo de fenómenos. Nuestra herencia colonial ha abierto la puerta para que este tipo de cosas puedan suceder. Parecería como es una toxicidad de la modernidad o algo así, ¿no? No se si lo veas de esa forma, pero el hecho de que una comunidad como la de Chipilo pueda existir con tanta estabilidad y con tanta longevidad en un país como México no me sorprende. Intento contrastar tu tema con Monterrey y con otras ciudades de legado colonialista muy fuerte y me hace sentido que estas cosas puedan existir a pesar de que suenen surrealistas.

Nina: En una película que estuve estudiando por otro proyecto (para explorar la narrativa de los filmes western que retratan México desde Italia en los Sesenta) hay una frase que me llamó mucho la atención, ya que describía la causa de México ante la revolución. Un personaje de la película menciona que el país es gobernado por las mismas 200 familias, esto se me hizo bastante actual. Es un poco triste observar cómo estas circunstancias generan una estabilidad, y resiliencias, tanto en México como en ciertos grupos en Italia. Es una condición misma del poder, esto de no ceder nunca... de lograr reformularse también a través de la modernidad o de distintas manifestaciones que aparentan fracasos y que en realidad sirven para mantener estable a los mismos grupos de poder. Hay un personaje en un libro italiano que se llama Il Gattopardo, un noble decaído que explica cómo funciona el poder y dice: “hay que cambiar todo para que nada cambie”. Entonces es obvio que como tú dices que el pensamiento colonial se siga afirmando y repitiendo.

Ana: Por ahí va mi percepción de lo que está pasando. Quizás más bien tenga que ver con una cuestión de los valores que se conservan dentro del círculo del poder y se replican fácilmente.

Nina: La idea de bella es una de estas cuestiones, es muy común escuchar al chipileño o a la gente fuera de Chipilo (por ejemplo a los taxistas como lo mencione anteriormente) decir que las chipileñas son muy guapas. Es casi banal repetirlo pero reina la belleza occidental que por lo tanto hace que también sea reafirmado su preservación racial por ser blanca, alta, etc.

Ana: Nuestros propios canales de difusión publicitaria y de entretenimiento... Están totalmente secuestrados por esta belleza canónica. No estamos en Italia, sino en México, y aún así domina un gusto físico particular, importado y occidental.

Nina:
Por supuesto, de hecho son los mexicanos que lo dicen. Muchos de los relatos que recolecté hablan de eso. En el video, “Círculo vicioso (Casa del Fascio)”, una de las obras que concluyeron un proceso, varios de los entrevistados se refieren a esta idea de belleza como una característica distintiva del pueblo. También, continua con el tema de la modernidad, los entrevistados reflexionaron mucho sobre lo positivo de ser trabajadores y emprendedores.



Ana: Eso resuena mucho con Monterrey. Pero te quería preguntar, ¿Cuáles son las estrategias que utilizas para acercarte a esta comunidad y para hablar sobre ella

Nina: Creo que en mis prácticas hay mucha investigación histórica, sobre todo cuando me refiero a la idea de mi microhistoria y a la posibilidad de reconstruir legados a través de la oralidad. Los legados que más me interesan son los históricos que afectan la idea del imaginario y de cómo estos imaginarios van cobrando poder a través de varios canales de transmisión en las comunidades. Todas mis prácticas por lo general empiezan desde el análisis de un repertorio que en muchas ocasiones recolecto a través de diálogos. La esfera del discurso y más trivialmente de “lo que se dice sobre algo” se me hace muy útil para mi trabajo, creo que mi quehacer en el arte contemporáneo se dirige hacia la materialización de narraciones. Las piezas que yo produzco son más bien estudios y nacen de registros orales.

Ana: Has mostrado este trabajo tanto en Italia como en México. ¿Es así?

Nina: Acabo de presentar este trabajo en Italia en mayo y la expo concluyó apenas en septiembre. Ahora estamos viendo dónde podemos presentarlo en México porque me interesa hacer eco sobre este territorio. En Italia la expo fue leída a partir de la situación actual como una contradicción a la construcción política ejercida desde la lejanía del “migrante perfecto” con la intención de contraponerlo al migrante “imperfecto”, como dije anteriormente, lo que llega a Europa. No creo que en México como estábamos comentando tú y yo esto pudiera hacer resonancia, pero sí podrían entrar en campo cuestiones relativas a la colonialidad, o quizás existirían ecos desde la idea de la modernidad misma. Todavía está en camino esta posibilidad.

Ana: ¡Pues hagamos algo en Espacio en Blanco!

Nina: Yo voy con gusto. ¡Estaría padre!

Ana: Ya sabes que a mi me encantaría tener alguna proyección o alguna muestra tuya. Sin embargo, tu proyecto es grande y necesitas un espacio donde resuene esta investigación histórica. ¿Llevas cuantos años trabajándolo?

Nina: Cinco años. Fue interrumpido por muchos otros proyectos pero siguió el trabajo. Lo tuve atorado también porque tuve varias conversaciones bastante duras con los chipileños. Obviamente la herencia fascista es muy fuerte, pasa que se puede encontrar fascistas italianos de nacimiento. Son personas que viven en México y suelen viajar al pueblo para asombrarse con la “Casa del Fascio” o al observar en el cementerio algunas tumbas que todavía tienen elementos de simbología fascista. Alguna vez en el Zócalo tuve una conversación muy dura con algunos de ellos y esto causó un cierto quiebre en mi relación con la comunidad. Así que tuve que dejarlo un tiempo porque no es algo leve es un ambiente duro en este sentido.

Ana: El fascismo es violentísimo, aun cuando no se presenta como violencia física. Pero es totalmente agresiva. Por cierto, cuando muestras tu trabajo en Italia, ¿Resulta importante también la materialización de la investigación? Para presentar investigaciones de naturaleza sociológica e histórica dentro de los canales de arte, ¿qué estrategias consideras más poderosas para comunicar con el público?

Nina: Pienso que sirvió mucho el formato de video ya que me permitió jugar entre los lenguajes del arte y el documental. Tenía el objetivo de reconstruir una historia y por eso armé una narración a partir de cinco discursos políticos sobre Chipilo que pedí enunciar a cinco profesionales de distintas áreas externos a la comunidad; a estos se entrelazaban los recuerdos de un personaje interno a la comunidad, una monja muy vieja que va reconstruyendo la historia del fascismo en México, particularmente en el Pueblo. En ciertos momentos del video se escucha a la monja cantar canciones fascistas en italiano y se nota que ella desconoce el significado de la letra y lo pronuncia de memoria. Esto me parece muy interesante ya que demuestra este proceso de malentendidos que a menudo constituye el carisma de los regímenes. En la edición mantuvimos las palabras mal pronunciadas y algunos errores muy gruesos y esto fue un detonador muy interesante en la exposición. Algo que también funcionó muy bien fue un chiste muy xenófobo que me fue contado en varias ocasiones por chipileños y que quedaba escondido en una fotografía presente en la expo. En el momento en el cual la gente lo leyó se detonó un escándalo seguido por un debate. Hubo quienes lo encontraron de muy mal gusto y hubo quienes se divirtieron, demostrando cómo este tema aparentemente lejano histórico y geográficamente, no ha sido superado. El fascismo nunca fue superado o reflexionado como proceso histórico en Italia y existe poca culpa o responsabilidad histórica.

Más bien se llevó a cabo una amnistía para los fascistas, evitando que fueran condenados. ¡Ya tú te imaginarás ahora dónde están sus hijos!

Malinche, 2017 Fotografia Digital Impresa Sobre Aluminio 45 x 46cm

Ana: Me parece que España es similar en el sentido que el fascismo realmente nunca murió. Hay corrientes de pensamiento en donde aún se puede percibir. En cuanto a la monja que mencionas, me parece poético por la ceguera en cuanto a la letra de los himnos fascistas. No se entiende pero se replica de manera inocente y cotidiana.



Nina: Los chipileños a mi me despiertan una cierta ternura de alguna manera, ¿me entiendes? Yo siento que el fascismo se basa en una cuestión fundamental que es la normalización. Hacer todo mundo lo más uniforme posible porque las masas se controlan mucho más fácil así. Aquellos inadaptados encuentran en el fascismo una manera de integrarse. Obviamente yo no estoy de acuerdo con esta manera de integración, pero se despierta una especie de extraña melancolía al observar esta gente tan doblada hacia algo que desconoce totalmente.


Ana: Quizá la palabra que buscas es lástima, ¿no? Lástima porque notas esa debilidad.

Nina: Sí. Lástima.

Ana: De acuerdo. Tu proyecto es importante y urgente. México también tiene que continuar el trabajo de auto empoderamiento y auto identificación. Quizás sería interesante perseguir esa tarea para que el discurso continúe, ¿no?

Nina: Claro, si me interesaría. Por eso mismo por la idea de buscar relatos que se puedan detonar y escuchar en ese contexto.

Ana: ¿Y además de este proyecto tienes otro que esté relacionado y que estés trabajando ahora mismo?

Nina: Sí. Spaghetti Western es un proyecto que empecé a producir durante la residencia en NoAutomático y que todavía está en proceso. Sin embargo Spaghetti Western se conecta a lo que hemos hablado porque construye un puente entre países. El punto de partida son las películas que se definieron “Zapata Western”. Este género de películas fue apropiado por una serie de directores de izquierda para enviar mensajes políticos, aprovechando que el “Spaghetti Western” estaba en boga y era fácil de financiar. Algunos autores decidieron usarlo para relatar lo que iba pasando en Italia. Evidentemente escogieron relatar la revolución mexicana como un hito ya que fue bastante temprana e influyente en la larga historia de revoluciones del siglo XX. Mi propósito con los “Zapata Westerns” es desnudar el mensaje que se esconde en ellas. Un mensaje con una carga política muy fuerte que también implica un cierto grado de violencia que se nota muy claramente en algunas frases y afirmaciones que yo intente descontextualizar y suspender temporalmente a través de una serie de serigrafías. Una muy fuerte, por ejemplo dice: "no compres pan, compra dinamita". Contextualizándolo en los Sesenta en Italia esto resulta un grito que incita el pueblo a la lucha. Desde el ’68 se desprendió una serie de cuestiones que dieron lugar a los anni di piombo en Italia, a una serie de atentados organizados por parte del estado que, espantados por los precedentes revolucionarios y el peso del partido comunista, crearon un ambiente de gran tensión y confrontación. Así que todo este proyecto intenta hablar de la idea de la revolución y propone un interrogante respecto a la necesidad de la violencia. También, en este proceso me interesa señalar la idea del fracaso en ambas revoluciones, suspendido en un clima de larga espera de algo que pudiera haber sido pero que nunca fue.

Ana: Me gusta mucho tu trabajo porque siento que logras encontrar los puntos que mencionas de manera efectiva. Para no extendernos más, me gustaría dejarte una pregunta abierta respecto a tu práctica para cerrar la entrevista.

Nina: En general yo creo que toda mi práctica tiene que ver con la idea de historia y de imaginarios. Creo que sería muy importante mencionar el trabajo que hago con Método Salgari, un trabajo colectivo con Rogelio Sánchez (y anteriormente también con Ulises Matamoros y Andrea Balestrero) que investiga la figura de Emilio Salgari quien fue un escritor italiano que vivió entre 1862 y 1911 y que escribió 80 novelas sobre todo mundo sin nunca irse de Italia. Desde nuestro punto de vista, su figura es una representación de una forma del poder actual; consideramos que esta se basa en este sistema de información a distancia que trasciende totalmente la idea de experiencia. Internet es la prueba de esto dado que a través de este medio nos formulamos ideas sobre la alteridad sin entrar en contacto con ella. También nos interesan los resultados históricos de este proceso. Esta construcción de la alteridad promovida por Salgari fue parte de una construcción cultural que conformó las ideas de la generación fascista desde sus lecturas infantiles. Lo que nosotros hacemos dentro del colectivo Método Salgari es trabajar con otros, ya sea con comunidades o individuos, partiendo de un proceso de narración en lo cual intentamos confrontarnos sobre un tema que encontramos como punto de contacto entre nosotros y ellos. Se busca siempre explorar el concepto de la distancia como demagogia y a partir de estas narraciones que recolectamos y registramos llegamos a hacer instalaciones colectivas. Estas son una forma de hacer registro y de proporcionar una especie de narración sobre algo que está sucediendo. Nuestros proyectos tienen la característica de ser nómadas ya que siempre vamos trabajando con gente distinta y vamos intentando precisamente puentear con estas comunidades.